La música de Bruckner no tiene ni cola ni cabeza y eso no merece ninguna discusión. No más que su persona; es un pobre desastre que los monjes de St Florian llevan sobre su conciencia.
Johannes Brahms a Elizabeth Von Herzogenberg, 12 de enero de 1885
Jamás hasta ahora tal inutilidad, tal vacío y tal hipocresía habían salido a la luz de una manera tan alarmante, en ninguna obra de Brahms, como en su Sinfonía en Mi Menor. El arte de componer sin ninguna idea ha encontrado decididamente en Brahms su representante más digno
Hugo Wolf, sobre la Sinfonía Nº 4 de Johannes Brahms, 24 de enero de 1886
Una ausencia tan asombrosa de talento jamás había estado a la par de tamaña pretensión.
Piotr Ilich Tchaikovsky sobre Richard Strauss, en carta a su hermano Modest, enero de 1888.
Tiene talento, es cierto, pero la ingenuidad más grande convive con el mayor refinamiento, y no en el buen sentido del término. Una confusión de estilos inigualable y un alboroto ensordecedor para sacudirte nerviosamente.
Alma Schindler en su Diario Íntimo, acerca de la Sinfonía Nº 1 de Gustav Mahler (y antes de casarse con él), 1900.
No hay nada, no hay música. La única persona que puede seguir sosteniendo a Schönberg, es un psiquiatra. No pienso que siga, no creo que aguante, sería mejor que paleara la nieve en lugar de ennegrecer la página de música.
Richard Strauss a Alma Mahler, 1911.