Los 5 mejores discos que nadie pondría en su primera lista de los 5 mejores discos. Hoy: Grupos de pop-rock británicos y estadounidenses

Ni Beatles ni Stones. Ni The Police ni Dire Straits ni Jethro Tull ni Crosby, Stills, Nash & Young ni Queen. Ni Pink Floyd ni King Crimson ni Yes ni Emerson, Lake & Palmer ni Gentle Giant ni Deep Purple ni Led Zeppelin. Ni Traffic ni The Kinks ni el primer Santana ni el Fleetwood Mac inglés, con Peter Green. Ni Radiohead ni The Who ni R.E.M. Ni Cream ni Blind Faith. Ni Jimi Hendrix Band of Gypsies ni The Doors ni Blood, Sweat & Tears ni Chicago. Aquí encontrarán los otros mejores discos de grupos de pop-rock británicos y estadounidenses, los que por algún motivo –o por ninguno en particular– muy pocos recuerdan y, tal vez, con suerte, alguno de los lectores de este blog desconozca y descubra. Sin orden de mérito ni cronológico alguno, estos son los cinco elegidos. Y, sí, debo decir que todos ellos fueron editados entre 1967 y 1971. Pueden sacar sus conclusiones.

1 Free: Fire and Water
Editado en 1970, este disco del grupo conformado por uno de los mejores guitarristas que dio el género, Paul Kossov, el notable cantante Paul Rodgers -fuente de inspiración de Freddy Mercury y, mucho después, tardío e ineficaz reemplazante de su fallecido admirador–, el bajista Andy Fraser y Simon Kirke en batería, fue el tercero de su carrera y el primero en tener éxito. Un éxito descomunal, en realidad, que lo llevó a ser número central, ese mismo año, del Festival de la Isla de White ante un público de 600.000 personas. Contiene el que tal vez haya sido su mayor triunfo comercial, el tema “All Right Now”, pero, más allá, es un álbum exacto, tan homogéneo como contundente.

2 Family: Music in a Doll’s House
Este disco tiene el raro mérito de haber sido el culpable de que el doble blanco se llamara The Beatles y no, como se había pensado, A Doll’s House. Editado mientras el álbum de los Beatles se estaba grabando, en 1968, el debut de Family, con la extraña voz –de más que extraño vibrato– de Roger Chapman, el violín, el bajo y el cello de Ric Grech, la guitarra de John «Charlie» Whitney, Jim King en saxos, voz y armónica y Rob Townsend en batería, cultivaron un estilo exaltado, sumamente personal, a veces teatral –y a veces casi cursi–, con reminiscencias Beatle (mucho de “Eleanor Rigby”) y notables anuncios de un metal aún por inventarse.

3 The Flock: Idem
Jerry Goodman, que después integró la Mahavishnu Orchestra de John McLaughlin, tocaba allí el violín –y lo tocaba más cerca del estilo de Hendrix que del de Stéphane Grappelli–. El grupo, The Flock (la bandada) se había formado en 1966 en Chicago e integraba una pequeña sección de vientos –el trompetista Frank Posa y Tom Webb y Rick Canoff en saxo y flauta–, Fred Glickstein en guitarra y voz, Jerry Smith en bajo y Ron Karpman en batería. Su primer disco de larga duración es de 1969 y temas como “Clown”, el blues extendido “Truth” o la notable versión de “Tired of Waiting”, de The Kinks, justifican ampliamente su escucha.

4 The Zombies: Odessey & Oracle
Parte tiene que ver con el talento de Rod Argent, organista y autor principal de The Zombies junto con Chris White. Parte con la voz de Colin Blunstone y con los elaborados coros. Habían tenido un discreto éxito anterior con “She’s not There” –una gran canción– y ninguno posterior. Grabaron este segundo disco –fue el tercero si se cuenta un conjunto de singles que se publicó antes– en 1967 y después de editarlo se separaron.

5 Procol Harum: Broken Barricades
Procol Harum tuvo a uno de los mejores cantantes –Gary Brooker–, a uno de los mejores guitarristas –Robin Trower– y uno de los mejores bateristas del rock –B. J. Wilson–, a quienes se sumaban el propio Brooker en piano, Chris Copping en bajo y órgano y el letrista Keith Reid, que era parte de la banda. Se habían hecho muy populares con la bachiana “A Whiter Shade of Pale”, en 1967, y su quinto disco, de 1971 –el último en que participó Trower hasta una sospechosa (como todas) reunión veinte años después– es totalmente diferente a los anteriores –y a casi todo–. Por lo pronto hay allí no menos de cinco canciones tan originales como perfectas.

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