Ernesto Montiel fundó en 1943 el Cuarteto Santa Ana junto con Isaco Abitbol, que estuvo en el grupo hasta 1950. Las grabaciones del cuarteto no solo están entre las primeras de un género, el chamamé, que los aristócratas hispanistas del Noroeste tendieron a despreciar –al igual que a su público– sino que tienen una calidad de fraseo y una expresividad extraordinarias. Swing, lo llamarían sin reparos en el jazz. Lamentablemente no existen ediciones cuidadas de este material por lo que recurro a una de las tantas antologías que circulan. Elijo esta, casi exclusivamente, porque comienza con uno de los primeros –y más bellos– registros del cuarteto: «La calandria».