“Lo juro, tenía muchas ganas de hacer un álbum de rap, pero esta es la manera, literalmente, en que el viento me llevó esta vez”, titula la primera canción de su último disco.
Andre3000 (nacido como André Laurent Benjamin en Arkansas, hace 49 años) es parte del dúo Outkast junto con Big Boi. Hacen rap pero en New Blue Sun, tal como enuncia la primera pieza, no hay rap. Es el primer disco en que André3000 toca todos los instrumentos y además, si se descuenta la electrónica, que en este caso no es un mero aditamento, la base de esa instrumentación son flautas folklóricas de distintas partes del mundo.
La crítica de pop auto percibida como inteligente –NPR, Pitchfork, The Wire, The New Yorker– festejó el disco como uno de los mejores del año que acaba de terminar. Lo consideró experimental, devocional, cercano a las exploraciones de Alice Coltrane a comienzos de la década de 1970, y, como resume Pitchfork en la bajada de su reseña, “hermoso, exigente y uno de los giros artísticos más fascinantes de los últimos tiempos”.
Nadie que opine, teorice y escriba sobre arte puede conocerlo todo, desde ya. Pero opinar sobre la música en general cuando solo se conoce el pop conduce a demasiados errores de apreciación. Tal vez el caso más flagrante sea el libro Música de mierda (Let’s Talk About Love: Why Other People Have Such Bad Taste es su título original, mucho mejor) de Carl Wilson. El autor no sólo no conoce nada que no sea el pop sino que da por sentado que sus sistemas de valor son universales y que, por ejemplo, las diferencias estéticas –y éticas– entre los Sex Pistols y Céline Dion son evidentes para todos, desconociendo que, para un oyente de jazz o de música clásica, muy probablemente, se trataría, en ambos casos, de la misma “música de mierda”.
La valorización de New Blue Sun como experimental, arriesgado o “exigente” solo puede deberse a oyentes que nunca han escuchado otra cosa que pop. Y en ese contexto, obviamente, el primer disco en que un artista de rap no hace rap y hace algo bastante estático (eso que llaman “devocional”) con flautas sobregrabadas y procesamientos electrónicos parece ser la pólvora. Si supieran que la pólvora ya fue inventada y que, en otros casos, ha producido explosiones mucho mayores, tal vez opinarían de manera diferente.