“Se levanta y comienza a dar vueltas,/ Deja caer la cadena de plata del sonido/ de muchos eslabones enlazada/ en gorjeo, silbido, ligadura y agitación,…” (“He rises and begins to round,/ He drops the silver chain of sound/ Of many links without a break,/ In chirrup, whistle, slur and shake,…”). Ese es el comienzo del poema “The lark ascending” (la alondra ascendente o, para utilizar un castellano más corriente, el vuelo de la alondra) escrito en 1881 por George Meredith. El texto probablemente habría sido olvidado si no fuera por una pieza musical que no lo nombra más que en el título pero que fue inspirada por él. Ralph Vaughan Williams escribió The Lark Ascending en 1914 pero la Gran Guerra impidió su estreno inmediato. La obra, compuesta originalmente para violín y piano (una versión que rara vez se toca en la actualidad) fue presentada en público en 1920 por la violinista Marie Hall junto con el pianista Geoffrey Mendham y, al año siguiente, en el arreglo más conocido en la actualidad, para violín y orquesta, por la misma solista y la Orquesta Sinfónica Británica dirigida por Adrian Boult.